¡God save the queens! Dios salve a las reinas, más que nunca reinas. Porque España, tras vencer a Inglaterra 1-0 en la gran final del Mundial Femenino 2023, es rey Sub-17, Sub-20 y ahora de mayores.
Siempre fue más peligrosa, más eficiente en la ocupación de los espacios y más punzante España cuando salió al ataque. Pero el inicio era exactamente el golpe a golpe que vinimos a ver: Hemp al palo izquierdo, Redondo a quemarropa al derecho; Paralluelo de zurda para hacer temblar la tribuna en un servicio impecable de Carmona y otra vez Hemp al travesaño en otro lujazo de Daly en la asistencia. Todo en cuatro minutos. Un partido para derrumbar el mito y probar que las finales se juegan y se ganan.
Entonces, Carmona y lo inevitable: fabulosa y veloz salida, hermoso servicio de Caldentey y de zurda, potente e imposible, se metió ese balón para el éxtasis de los hinchas españoles, que eran muchos y muy ruidosos. Golazo a los 29 minutos, más que lindo justo para el juego demoledor de las que se perfilaban como dueñas de la tercera corona (España ganó Mundiales Sub-17 y Sub-20).
Perdonaron Paredes y Paralluelo antes del descanso y eso parecía ser un premio demasiado alto para una Inglaterra en una versión de equipo impreciso e inconexo desconocido y muy impreciso en una final.
Era el complemento, más de la misma medicina: España ambicioso y retador, obligando a la volada de Earps en el gran tiro de Caldentey apenas a los 49 minutos y Bonmatí. No conectaba Inglaterra y eso que ya estaba en el campo Lauren James, a quien parecieron cobrarle la roja que la sacó de cuartos y semifinales con la suplencia.
Pero tampoco ella logró juntar a un equipo partido, que corrió siempre detrás de la pelota y se desgastó sin llegar a generar peligro.
‘Come on England’ gritaba un niño desde la tribuna arriesgando la salud de su garganta, pero no lograban escucharlo sus ‘lioness’. Por fin parecía llegarle a 11 una pelota limpia aunque solo fuera para animar a la tribuna y España se acomodaba a su ventaja sin sufrir el temible ataque británico que antes hizo estragos.
Incluso pudo irse arriba a los 69 cuando, a instancias del VAR, se sancionó con mucha demora un penalti que vimos y gritamos todos desde la tribuna: mano y al cobro Hermoso. No le salió tan lindo al final el remate, que atrapó sin dar rebote Earps, nada menos que la inyección de ánimo que hacía falta para buscar el empate de una buena vez.
La escaramuza alcanzó para generar, a los 74 y 76, las mejores opciones británicas gracias a la inagotable Bronze y James, que tuvo la mejor del partido, pero chocó con Cata Coll.
Debió ser gol el remate violento que sacó Earps a los 90+1 y faltaba una eternidad en los 13 minutos adicionales, por el VAR y por la atención médica y porque las inglesas no renunciaban… pero habrían jugado tres noches más y aún así no iban a conectar nunca porque no era su noche, porque la gloria estaba destinada a la nueva reina del mundo, la campeona de todo, la temible España.